Cuando el intestino habla: el costo oculto del síndrome del intestino irritable en el cuerpo y la mente
Cuando el intestino habla: el costo oculto del síndrome del intestino irritable en el cuerpo y la mente
Acceso abierto
Palabras clave
Síndrome del intestino irritable
Eje intestino-cerebro
Impacto psicológico
Intervenciones dietéticas
Terapias emergentes
1. Introducción
Este artículo ofrece una visión general del síndrome del intestino irritable (SII) y resume los principales hallazgos de 150 estudios sobre esta afección. El SII afecta a alrededor de 30 millones de pacientes en Estados Unidos y representa un trastorno gastrointestinal de alta prevalencia a nivel mundial. Disminuye la calidad de vida y genera una carga económica debido al ausentismo laboral, los costos médicos y de diagnóstico, el costo y el uso de medicamentos, y la reducción de la participación en actividades físicas.<sup> 1</sup> Más de 40 estudios han revelado patrones y posibles factores causales en el origen de los síntomas del SII, y alrededor de 40 estudios examinan las consecuencias para la salud y psicológicas de la afección. Tanto las afecciones psicológicas comórbidas como la generación distorsionada de síntomas parecen desempeñar un papel central en el desarrollo del SII a largo plazo. Los investigadores encontraron que 42 artículos se beneficiaron del tratamiento del SII y evaluaron varios medicamentos recetados o métodos de terapia alternativa. El SII se caracteriza por un conjunto de síntomas que incluyen distensión abdominal, dolor y alteraciones en las heces, como estreñimiento, diarrea o un patrón de deposiciones en constante cambio.<sup> 2</sup> La mayoría de estos síntomas se presentan juntos y progresan con el paso de los años, consolidando el trastorno en un estado crónico para la mayoría de las personas. Se estima que la prevalencia mundial de la enfermedad es del 12 %, y que a menudo afecta al 7 % de las personas que han buscado asistencia médica recientemente. 3
El objetivo de esta revisión es evaluar críticamente los últimos avances en la comprensión del SII, centrándose en su compleja fisiopatología, incluyendo el papel del eje intestino-cerebro, las alteraciones de la microbiota, la predisposición genética y la influencia de la dieta. Además, este trabajo examina la carga psicológica asociada al SII y evalúa la eficacia de las estrategias de tratamiento farmacológicas y no farmacológicas actuales. Mediante la síntesis de los hallazgos de estudios clínicos y mecanísticos recientes, esta revisión busca destacar los desafíos clave en el diagnóstico y el manejo del SII, identificar lagunas en la investigación existente y proponer futuras líneas de acción para el desarrollo de enfoques terapéuticos específicos para cada paciente. A través de este análisis exhaustivo, buscamos profundizar en la comprensión del SII e informar a la comunidad científica sobre las estrategias emergentes que podrían mejorar la evolución de los pacientes.
1.1 . Antecedentes y significado
Los desencadenantes gastrointestinales y no gastrointestinales del SII vinculan intrincadamente la actividad y la composición del microbioma. El microbioma entérico, las células mononucleares/vellosidades intestinales del huésped y las partes derivadas del microbioma en la sangre, el cerebro y otros tejidos de pacientes con SII pueden verse alterados por factores estresantes no gastrointestinales. Esto se puede observar tomando una biopsia de estos pacientes antes, después y durante estos factores estresantes. Estos también alteran el microbioma, el estado de activación del intestino del huésped y la comunicación entre el intestino del huésped y el cerebro. 4 El SII es un trastorno prevalente, misterioso y debilitante. Las únicas terapias son marginalmente efectivas, a corto plazo o están plagadas de efectos secundarios peligrosos. Es probable que el SII sea causado por una serie de problemas diferentes y poco comprendidos con el microbioma entérico, el sistema inmunitario intestinal y las numerosas, complejas y bidireccionales conexiones entre el intestino, el cerebro y los órganos de soporte. 5 Estas conexiones, que recogen información de muchas fuentes, incluido el entorno entérico, el microbioma y los mediadores inflamatorios o metabólicos, y están controladas por productos genéticos sensibles al estrés en el microbioma entérico y otras células entéricas, hasta ahora han eludido un estudio mecanicista detallado. 6 En esta perspectiva, revisamos el estado actual del conocimiento de estas estructuras importantes y proponemos un nuevo marco para comprender y tratar el SII.
En los últimos años, técnicas de vanguardia como la secuenciación de alto rendimiento, la metabolómica y la imagenología avanzada han revolucionado nuestra comprensión de los trastornos gastrointestinales funcionales. Estas tecnologías han revelado interacciones complejas dentro del eje intestino-cerebro y han resaltado el papel fundamental de comunidades microbianas específicas en la modulación de la salud intestinal. Nuevas evidencias indican que la disbiosis intestinal puede impulsar activamente la patogénesis, en lugar de simplemente reflejar las consecuencias de la enfermedad. Al integrar estos nuevos hallazgos con el conocimiento establecido, esta revisión ofrece una perspectiva prospectiva que no solo contradice los paradigmas actuales, sino que también apunta hacia estrategias diagnósticas y terapéuticas innovadoras .
1.2 . Entendiendo el SII
Según su definición, el SII es un trastorno gastrointestinal funcional típico que afecta la función del colon en el intestino grueso. Considerado uno de los trastornos más comunes diagnosticados y tratados por los médicos, afecta a todo tipo de pacientes: sociales, profesionales y mayores. 8 Las mujeres experimentan este trastorno con mayor frecuencia, a pesar de su difícil diagnóstico y su probable subnotificación. 9 Por otro lado, el diagnóstico de los trastornos de las interacciones intestino-cerebro (TII) se centra en casos que no cumplen plenamente los síntomas definidos. Los diferentes enfoques de los criterios requieren el desarrollo de una plataforma consistente. 10
Las IDG son un grupo de afecciones crónicas o recurrentes que se caracterizan por síntomas gastrointestinales que no pueden atribuirse a anomalías estructurales o bioquímicas. Estos trastornos se encuentran entre las causas más comunes de consulta a gastroenterólogos, afectando significativamente la calidad de vida y contribuyendo a los costos de atención médica en todo el mundo. 11 Las IDG se clasifican según la región del tracto gastrointestinal afectada, según lo definido por los criterios de Roma IV. Los trastornos del esófago incluyen afecciones como la pirosis funcional y la disfagia funcional, que se asocian con dolor o dificultad para tragar sin una causa orgánica identificable. 12 Los trastornos del estómago y el duodeno, como la dispepsia funcional, se manifiestan como molestias o dolor abdominal superior crónico, a menudo desencadenado por las comidas. La IDG más reconocida del intestino es el síndrome del intestino irritable (SII), que se presenta con dolor abdominal y alteración del hábito intestinal, incluyendo diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos. 13
Otras clasificaciones de las IDB incluyen trastornos anorrectales, como la incontinencia fecal y la proctalgia fugaz, que afectan significativamente la vida diaria. Los trastornos de la vesícula biliar y el esfínter de Oddi también se incluyen en el espectro de las IDB, que incluyen dolor biliar y anomalías funcionales sin evidencia estructural de enfermedad. 14 En la población pediátrica, las IDB incluyen afecciones como el cólico del lactante y el dolor abdominal funcional, que son particularmente angustiantes tanto para los niños como para sus cuidadores. 15 Aunque la etiología exacta de las IDB sigue sin estar clara, se cree que son el resultado de interacciones complejas entre el intestino, el cerebro y el microbioma, junto con factores como alteraciones de la motilidad, hipersensibilidad visceral y estresores psicosociales. 16 La prevalencia y la importante carga de las IDB resaltan la necesidad de investigación continua para mejorar los métodos de diagnóstico, comprender los mecanismos subyacentes y desarrollar terapias más efectivas. En cuanto a las IDB relacionadas con el intestino, la Tabla 1 representa los principales tipos, sus características y prevalencia, junto con los grupos de pacientes más afectados.
Resumen
Tipo | Rasgos característicos | Predominio | Grupos más afectados | Árbitro. |
SII | Dolor abdominal recurrente con alteración del hábito intestinal (diarrea, estreñimiento o mixto) | ∼11 % a nivel mundial | Más común en mujeres y adultos más jóvenes (20 a 40 años) | 17 |
Estreñimiento funcional | Dificultad para evacuar las heces, movimientos intestinales poco frecuentes y esfuerzo. | ∼15 % a nivel mundial | Más frecuente en mujeres y adultos mayores. | 18 |
diarrea funcional | Diarrea crónica sin dolor ni causa identificable | ∼5 % a nivel mundial | Se distribuye de forma igualitaria entre los géneros, pero es más común en adultos de mediana edad. | 19 |
Distensión abdominal funcional | Hinchazón/distensión persistente o recurrente | ∼16 % a nivel mundial | Mujeres y personas con SII u otros trastornos gastrointestinales | 20 |
Estreñimiento inducido por opioides | Estreñimiento debido al uso de medicamentos opioides | Entre el 40 y el 80 % de los pacientes que toman opioides | Pacientes con dolor crónico, especialmente adultos mayores | 21 |
Defecación disinérgica | Alteración de la coordinación de los músculos del suelo pélvico durante la defecación. | ∼7–8 % de los adultos | Común en mujeres y personas con estreñimiento crónico. | 22 |
SII postinfeccioso | Síntomas del SII después de una infección gastrointestinal | ∼6–17 % de los casos de SII | Adultos con antecedentes de gastroenteritis | 23 |
Los criterios se crearon para cada diagnóstico diferente para que puedan usarse como pautas clínicas para diagnosticar e investigar diferentes tipos de DGBI. Muchas secciones de la publicación que tratan sobre prácticas de atención médica utilizan los criterios. El método de diagnóstico correcto distingue al SII de otros criterios de DGBI al no vincular sus síntomas con problemas químicos o anatómicos. 24 No existe ninguna prueba o biomarcador actual que brinde información sobre los cambios fisiológicos o celulares, lo que resulta en la necesidad de un diagnóstico basado solo en criterios clínicos. Existen múltiples opciones de tratamiento; sin embargo, su eficacia es variable y a menudo subóptima. El estreñimiento crónico, el malestar y las recaídas causadas por los síntomas contribuyen a la ineficacia del manejo del SII. 25 Aunque se han logrado avances, la etiología y la patobiología de esta afección aún no se han dilucidado por completo.
1.3 . Definición y clasificación
El SII es un trastorno funcional crónico común del tracto gastrointestinal que se caracteriza por períodos de dolor abdominal y hábitos intestinales irregulares, como diarrea o estreñimiento. Este trastorno es crónico, pero no causa daño intestinal permanente ni deriva en una enfermedad grave, como el cáncer. Sin embargo, causa considerables molestias, pero no es un trastorno potencialmente mortal. 26 Si no se trata ni se diagnostica, los síntomas del SII pueden tener consecuencias negativas a largo plazo; un porcentaje significativo de personas puede continuar con estos síntomas durante toda su vida. Si bien el SII es una de las principales causas de consulta médica, un porcentaje considerable de quienes lo padecen no buscan atención médica. 27
Recientemente, los investigadores han investigado exhaustivamente las características y los síntomas del SII. Según los Criterios de Roma IV, este trastorno se puede clasificar en cuatro clases relacionadas con el dolor abdominal ( Tabla 2 ): con predominio de diarrea, con predominio de estreñimiento, con síntomas mixtos de diarrea y estreñimiento, y sin definir. 28 En la práctica clínica habitual, muchos pacientes con SII no están clasificados, según los últimos estudios publicados. Finalmente, el trastorno en estudio es una condición estresante que causa dolor, malestar e inconvenientes, junto con cambios en el estilo de vida que afectan negativamente la calidad de vida. 29 Esto, a su vez, genera mayor estrés psicológico, sobrecargando el estado psicológico ya de por sí afectado de los pacientes con SII. 30
Clases
Clase | Rasgos característicos | Predominio | Grupos comúnmente afectados | Árbitro. |
SII-C (estreñimiento) | Heces predominantemente duras o grumosas y deposiciones poco frecuentes | 32–34 % de los casos de SII | Más común en mujeres y adultos de 20 a 40 años. | 31 |
SII-D (diarrea) | Heces predominantemente blandas o acuosas y urgencia frecuente. | 38–41 % de los casos de SII | Un poco más común en hombres y adultos de todas las edades. | 32 |
SII-M (mixto) | Alternancia entre estreñimiento y diarrea | 25–27 % de los casos de SII | Afecta por igual a hombres y mujeres. | 33 |
SII-U (sin clasificar) | Síntomas que no encajan en las otras categorías | Menos del 5% de los casos de SII | Se presenta en todos los grupos y es menos estudiado. | 34 |
1.4 . Epidemiología
Las estimaciones de prevalencia sugieren cada vez más que el SII se encuentra entre los síntomas somáticos más comunes y es el trastorno diagnosticado con mayor frecuencia por los médicos.<sup> 35 </sup> En consecuencia, varios estudios han establecido comparaciones entre la prevalencia de este trastorno y otras molestias gastrointestinales. Estos estudios muestran que los pacientes que acuden al médico con SII a menudo también presentan otras molestias funcionales. Las tasas de estas otras molestias oscilaron entre el 11 % y el 67 % tanto en atención primaria como en estudios comunitarios. Tres estudios enfatizan este punto, intentando identificar factores que facilitan el reconocimiento por parte del paciente del impacto del trastorno en estudio en los pacientes. <sup>36</sup> , <sup>37</sup> , <sup>38</sup> Lo que estos resultados dejan claro es que los síntomas del SII se consideran importantes cuando son graves, imposibilitan realizar actividades o duran mucho tiempo y muestran un curso mórbido de por vida. Estos síntomas graves provocan el uso de atención médica y la identificación de este trastorno como coexistente con otras afecciones médicas.<sup> 39</sup>
La figura 1 ilustra un mapa mundial que destaca la prevalencia del SII en diversas regiones del mundo. Utiliza un esquema de colores para categorizar los niveles de prevalencia: el rojo representa las regiones con una prevalencia alta (10-15 %), el naranja indica una prevalencia moderada (5-10 %) y el amarillo significa una prevalencia baja (1-5 %). Las marcas rojas resaltan las tasas de prevalencia más altas en América del Norte, Europa y Australia. Por otro lado, las marcas naranjas indican niveles moderados de casos de SII en Asia y América del Sur, mientras que el sombreado amarillo indica la prevalencia más baja en África. Esta visualización proporciona una representación clara y eficaz del impacto del SII en las poblaciones de diferentes partes del mundo, lo que la convierte en un recurso valioso para debates sobre salud pública y presentaciones de investigación. 40

La prevalencia global y la considerable carga sanitaria del SII subrayan la importancia clínica de comprender su origen cerebro-intestinal. Las altas tasas de ansiedad, depresión y utilización de la atención médica comórbidas reflejan la estrecha relación entre los patrones epidemiológicos y la desregulación cerebro-intestinal. Estas estadísticas no son meramente descriptivas, sino que refuerzan la necesidad de un enfoque biopsicosocial, donde interactúan los mecanismos psicológicos y fisiológicos. Por lo tanto, comprender la distribución y la carga del SII proporciona un contexto esencial para comprender su fisiopatología multifacética e informar sobre estrategias terapéuticas específicas para cada población. 41
2. Métodos
Para proporcionar una visión general completa y equilibrada del SII, el autor realizó una búsqueda bibliográfica estructurada utilizando las bases de datos PubMed, Scopus, Web of Science y Google Scholar.
2.1 . Criterios de inclusión
- 1.Artículos revisados por pares publicados en inglés desde 2000 hasta 2024.
- 2.Ensayos clínicos, estudios observacionales, metanálisis y revisiones sistemáticas relevantes para el SII.
- 3.Estudios que investigaron explícitamente patrones de síntomas y posibles factores causales (n = 40).
- 4.Investigación centrada en las consecuencias psicológicas y para la salud del SII (n = 40).
- 5.Estudios que evalúan la eficacia de varios tratamientos para el SII (n = 42), incluidas terapias farmacológicas y alternativas.
2.2 . Estrategia de búsqueda
La búsqueda se realizó con las siguientes palabras clave: "Síndrome del Intestino Irritable", "eje intestino-cerebro", "microbioma", "impacto psicológico", "intervenciones dietéticas", "tratamientos farmacológicos" y "terapias alternativas". Se utilizaron operadores booleanos (AND, OR) para refinar los resultados. Se identificaron referencias adicionales mediante el cruce de estudios seleccionados.
2.3 . Proceso de selección de estudios
Los artículos se evaluaron inicialmente por título y resumen para evaluar su pertinencia. Posteriormente, se revisaron los textos completos de los estudios elegibles para garantizar que cumplieran los criterios de inclusión. Se excluyeron los estudios con datos insuficientes, muestras pequeñas o limitaciones metodológicas significativas.
2.4 . Extracción y síntesis de datos
Los hallazgos clave de cada estudio se clasificaron en tres temas principales : 1) etiología y patrones sintomáticos; 2) consecuencias psicológicas y para la salud; y 3) modalidades de tratamiento. Este enfoque estructurado garantizó una representación equilibrada de la literatura, reduciendo el sesgo de selección.
3. Causas del SII
Hasta la década de 1970, se creía ampliamente que las personalidades de los pacientes estaban relacionadas con el desarrollo y la evolución de trastornos vitales del tracto gastrointestinal, como el SII; estudios mal diseñados respaldaron esta creencia. 42 Los investigadores utilizaron cuestionarios con escalas destinadas principalmente a medir síntomas de ansiedad y depresión, midiendo así indirectamente los rasgos de personalidad, y descubrieron que los pacientes con SII o dispepsia funcional tenían puntuaciones más altas de ansiedad y depresión que los sujetos de control. 43 A principios de la década de 1970, se observó un cambio en la participación de los pacientes hacia aspectos alternativos de la salud digestiva, lo que posteriormente influyó en las perspectivas de la investigación clínica: cómo los factores ambientales pueden causar y mantener estos trastornos. 44 Finalmente, muchos pacientes, aunque no todos, llegaron a creer que las interacciones entre el cerebro y el intestino causan y determinan la evolución de los trastornos. 45 Muchos investigadores han trabajado en la influencia de los eventos vitales antes o alrededor del momento de la aparición del SII y la dispepsia funcional; los hallazgos son notables y sugieren vías prometedoras para futuras investigaciones. Una gran parte de la literatura sugiere que cualquier evento de la vida anterior o cercano al momento de las quejas puede estar involucrado, pero para la mayoría de los pacientes con SII o síntomas dispépticos, no se puede identificar tal evento. 46 , 47 , 48
3.1 . Factores genéticos
Aunque la causa exacta del SII sigue sin estar clara, la evidencia sugiere que los factores genéticos desempeñan un papel significativo en su desarrollo. Aunque este trastorno no sigue un patrón de herencia mendeliano simple, la agrupación familiar de la afección respalda la idea de que la predisposición genética contribuye a su aparición. 49 Los estudios muestran que las personas con un familiar de primer grado diagnosticado con SII tienen entre dos y tres veces más probabilidades de desarrollar la afección, lo que destaca la importancia de las influencias hereditarias. 50 Los cambios en los genes conectados a las vías de señalización de la serotonina son una de las principales áreas de investigación sobre cómo los genes afectan al SII. La serotonina es un neurotransmisor crucial en el intestino, que regula la motilidad, la secreción y la percepción del dolor. 51 Los polimorfismos genéticos en el gen SLC6A4, que codifica la proteína transportadora de serotonina, han sido vinculados por los investigadores a cambios en la recaptación de serotonina, lo que podría causar que la función intestinal se descontrole. 52 Las personas con ciertas variantes de este gen pueden experimentar una mayor sensibilidad visceral o una motilidad gastrointestinal alterada, ambas características distintivas del SII. 53
Este trastorno ha implicado genes implicados en la función inmunitaria y la inflamación, además de las vías de la serotonina. Las diferencias en los genes de citocinas como IL-6, IL-10 y TNF-α se relacionan con un desequilibrio en la respuesta del organismo a la inflamación.<sup> 54</sup> Algunos pacientes con SII, en particular aquellos con SII postinfeccioso, pueden presentar una inflamación leve debido a este desequilibrio. Por ejemplo, las variaciones genéticas a menudo predisponen a las personas a respuestas inmunitarias exageradas tras una infección gastrointestinal y síntomas persistentes de SII. Estos hallazgos sugieren que la susceptibilidad genética puede interactuar con desencadenantes ambientales, como las infecciones, para precipitar el trastorno en estudio. <sup>55</sup>
Investigaciones recientes también destacan el papel de los genes que influyen en la función de la barrera intestinal y la señalización neuromuscular. El SII, especialmente los tipos que causan estreñimiento o diarrea, se ha vinculado a cambios en el gen SCN5A (subunidad alfa de la proteína del canal de sodio tipo 5). Este gen codifica un canal de sodio importante para la función nerviosa y la motilidad intestinal. 56 De igual manera, variaciones en genes que ayudan a mantener la barrera intestinal fuerte, como el CDH1 (que codifica la E-cadherina), pueden aumentar la probabilidad de que algunos pacientes presenten "intestino permeable", lo que se refiere a una mayor permeabilidad intestinal, un fenómeno que puede contribuir a la patogénesis de la enfermedad. Esta mayor permeabilidad permite que el contenido luminal, incluyendo bacterias y toxinas, interactúe con el sistema inmunitario, lo que podría desencadenar síntomas. 57
El eje intestino-cerebro, una red de comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal, también desempeña un papel fundamental en el SII. 58 Los investigadores han vinculado las respuestas intensificadas al estrés en pacientes con SII con variaciones genéticas en las vías relacionadas con el estrés, como las que involucran al gen de la hormona liberadora de corticotropina. 59 Se sabe que el estrés crónico exacerba los síntomas del SII, y las predisposiciones genéticas que aumentan la sensibilidad al estrés pueden contribuir al desarrollo y la persistencia del trastorno. 60 Además, las diferencias en los genes que controlan los sistemas de neurotransmisores, como las vías de la dopamina y el glutamato, pueden tener un efecto en los problemas de salud mental que a menudo acompañan al SII, como la depresión y la ansiedad. 61
También cabe destacar que el SII es probablemente un trastorno poligénico, lo que significa que múltiples variaciones genéticas interactúan para contribuir a su riesgo, en lugar de que un solo gen sea responsable. Estudios de asociación genómica han descubierto varios loci nuevos vinculados a este trastorno, pero los mecanismos exactos aún se están estudiando.<sup> 62</sup> Estos estudios enfatizan la compleja interacción entre factores genéticos, ambientales y de estilo de vida en la fisiopatología del SII. Por ejemplo, la dieta, la composición del microbioma, las infecciones y el estrés son factores cruciales que interactúan con la predisposición genética de un individuo para determinar la presentación clínica de este trastorno.<sup> 63</sup>
A medida que avanza la investigación genética, el potencial de la medicina personalizada en el manejo del SII se vuelve más prometedor. Comprender el perfil genético de un individuo podría fundamentar enfoques terapéuticos personalizados, como la selección de intervenciones dietéticas específicas, tratamientos farmacológicos o terapias psicológicas según su composición genética. 64 Los fármacos que actúan sobre las vías de la serotonina, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o los antagonistas del receptor 5-HT3, podrían ayudar a los pacientes cuyos genes presentan variaciones relacionadas con la serotonina . 65 De igual manera, encontrar pacientes cuyos genes los predisponen a problemas o deficiencias en el funcionamiento de las barreras inmunitarias podría conducir al desarrollo de nuevos tratamientos que reduzcan la inflamación o fortalezcan las barreras intestinales. 66
Investigaciones recientes han destacado el posible papel de las mutaciones de la sacarasa-isomaltasa (SI) en la patogénesis del SII, especialmente en personas con malabsorción de carbohidratos. La enzima SI desempeña un papel crucial en la digestión de la sacarosa y el almidón, descomponiéndolos en monosacáridos absorbibles. Las mutaciones en el gen SI pueden provocar deficiencias enzimáticas parciales, lo que provoca que los carbohidratos no digeridos lleguen al colon, donde son fermentados por la microbiota intestinal, produciendo gases, distensión abdominal y diarrea, síntomas comunes en pacientes con SII. Estudios han identificado una mayor prevalencia de mutaciones de SI en personas con síntomas similares al SII, lo que sugiere que la malabsorción de carbohidratos debida a defectos enzimáticos podría ser un factor poco reconocido que contribuye a la fisiopatología del SII. Además, los pacientes con SII portadores de mutaciones de SI a menudo presentan una mejoría de los síntomas tras la restricción dietética de sacarosa y almidón, lo que refuerza la necesidad de cribado genético e intervenciones dietéticas personalizadas en el manejo del SII. Si bien se necesita más investigación para establecer la causalidad, la creciente evidencia apoya la integración de las pruebas de deficiencia de SI en el diagnóstico diferencial del SII y los trastornos gastrointestinales funcionales. 67
Finalmente, los factores genéticos, como se resume gráficamente en la Fig. 2 , desempeñan un papel importante en el desarrollo y la manifestación del SII, aunque no actúan de forma aislada. En cambio, interactúan con diversas influencias ambientales y del estilo de vida, creando un panorama multifacético de la patogénesis del SII. La investigación genética en curso sobre el SII puede determinar cómo interactúan estos factores; esto podría conducir a métodos más precisos y eficaces para diagnosticar y tratar esta afección común y compleja. 68

3.2 . Factores dietéticos
La dieta es un factor central tanto en el desarrollo como en el manejo del SII, donde una proporción significativa de personas con este trastorno informan que ciertos alimentos o hábitos alimenticios exacerban sus síntomas. Comprender estos desencadenantes dietéticos y cómo interactúan con el sistema gastrointestinal es crucial para manejar la condición de manera efectiva. 69 Uno de los contribuyentes dietéticos mejor documentados al SII es el grupo de carbohidratos fermentables conocidos como FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables). El intestino delgado absorbe mal estos carbohidratos de cadena corta, que las bacterias intestinales fermentan, produciendo gases y atrayendo agua hacia el lumen intestinal. Esto puede resultar en hinchazón, malestar abdominal y diarrea, que son síntomas distintivos del SII. 70 Los alimentos ricos en FODMAP incluyen ajo, cebollas, trigo, productos lácteos con lactosa, legumbres y ciertas frutas como manzanas, peras y cerezas. 71 Muchos pacientes con SII han encontrado un alivio significativo de los síntomas de una dieta baja en FODMAP; Sin embargo, la dieta puede ser restrictiva y requiere una planificación cuidadosa para garantizar la adecuación nutricional, generalmente bajo la guía de un profesional de la salud o un dietista. 72
La ingesta de fibra es otro factor dietético con una relación compleja con el SII. Aunque los expertos generalmente recomiendan la fibra para mejorar la salud intestinal, su impacto en este trastorno puede variar según el tipo y la tolerancia individual. 73 La fibra soluble, presente en alimentos como la avena, la cáscara de psyllium y frutas como la naranja y el plátano, puede ayudar a regular las deposiciones y suele ser bien tolerada por los pacientes con SII. Por otro lado, la fibra insoluble, presente en el salvado de trigo, las semillas y algunas verduras, puede agravar síntomas como gases, distensión abdominal y dolor abdominal, especialmente en pacientes con SII-D, que suele causar diarrea. Lograr un equilibrio adecuado en la ingesta de fibra es esencial y, a menudo, requiere ajustes personalizados según los patrones de síntomas. 74
Las intolerancias y sensibilidades alimentarias también desempeñan un papel importante en este trastorno. Muchos pacientes informan síntomas desencadenados por alimentos específicos, como productos lácteos, granos que contienen gluten, cafeína, alimentos grasos o fritos, y ciertos edulcorantes artificiales como sorbitol y manitol. 75 Por ejemplo, la intolerancia a la lactosa es prevalente en pacientes con SII debido a la actividad reducida de la lactasa, la enzima necesaria para digerir la lactosa. 76 De manera similar, la sensibilidad al gluten no celíaca, que es distinta de la enfermedad celíaca, puede imitar los síntomas del SII en algunas personas. 77 Identificar estos desencadenantes a menudo implica una dieta de eliminación, donde los alimentos sospechosos se eliminan temporalmente y se reintroducen gradualmente para determinar su impacto en los síntomas. Más allá de los tipos de alimentos consumidos, los hábitos alimenticios y los patrones de comidas también influyen en los síntomas del SII. 78 Las comidas abundantes pueden sobreestimular el intestino y empeorar los síntomas, especialmente en personas con un tracto gastrointestinal hipersensible. Comer demasiado rápido puede provocar tragar aire en exceso, lo que produce hinchazón y malestar, mientras que los patrones de alimentación irregulares o saltarse comidas pueden alterar la motilidad intestinal y exacerbar los síntomas. 79 Los expertos a menudo recomiendan comidas más pequeñas y frecuentes y prácticas de alimentación conscientes para aliviar la tensión en el sistema digestivo que se encuentra en pacientes con SII. 80
Además, la dieta moderna, a menudo caracterizada por alimentos altamente procesados, alto contenido de grasa y baja calidad nutricional, puede contribuir a los síntomas del SII. Las comidas ricas en grasa pueden ralentizar el vaciamiento gástrico y aumentar la motilidad intestinal, lo que provoca malestar abdominal y diarrea en algunas personas. 81 De igual manera, el alcohol y la cafeína, conocidos irritantes del tracto gastrointestinal, pueden agravar los síntomas del SII al promover irregularidades intestinales y aumentar la sensibilidad intestinal. 82 Asimismo, investigaciones recientes también han destacado el posible papel de la microbiota intestinal en el manejo dietético del SII. La disbiosis, un desequilibrio en la población microbiana intestinal, es común en pacientes con SII, y ciertos alimentos pueden empeorar los síntomas. 83 Por ejemplo, los FODMAP actúan como sustratos fermentables que pueden alterar la composición y la actividad metabólica de la microbiota intestinal, lo que puede causar exceso de gases y malestar. 84 Los investigadores están explorando alimentos o suplementos ricos en probióticos, junto con fibras prebióticas, como intervenciones dietéticas para restablecer un equilibrio microbiano saludable y mejorar los síntomas del SII. 85
Además, deben considerarse los factores psicológicos y emocionales vinculados a la dieta y los hábitos alimentarios. El estrés y la ansiedad, que comúnmente se asocian con el SII, pueden influir en los hábitos alimentarios, como el antojo de alimentos ricos en grasas o azúcares, comer en exceso o comer de menos. Además, este factor puede alterar la comunicación intestino-cerebro y exacerbar la sensibilidad del intestino a los desencadenantes alimentarios. 86 Abordar estos factores psicológicos subyacentes, junto con las modificaciones dietéticas, es crucial para un enfoque holístico del manejo del SII. Finalmente, los factores dietéticos, como se resume en la Fig. 3 , influyen significativamente en la aparición y la gravedad de los síntomas del SII. Una combinación de identificación de desencadenantes alimentarios específicos, modificación de los hábitos alimentarios y optimización de la salud intestinal a través de una nutrición equilibrada puede mejorar la calidad de vida de los pacientes con SII. Pero debido a que los desencadenantes y las respuestas son diferentes para cada persona, a menudo se necesitan intervenciones dietéticas personalizadas con ayuda profesional para que el manejo funcione y dure.

4. Implicaciones del SII para la salud
El SII es un trastorno generalizado que afecta la vida diaria de las personas; sin embargo, algunos cuestionan su gravedad y repercusiones. ¿Podrían los gases, la hinchazón y el malestar representar algo más grave que un trastorno con efectos secundarios leves? Para responder a esta pregunta, es importante comprender los síntomas fisiológicos y psicológicos que causa este trastorno. Las manifestaciones clínicas de la afección, junto con sus secuelas psicológicas, pueden variar en gravedad a lo largo de la enfermedad. Las implicaciones para la salud del SII son tan trascendentales como la propia afección, afectando a las personas de diversas maneras significativas.
Un efecto común del SII es que afecta a un número sustancial de días laborables y a la productividad laboral. Existe una asociación entre la intensidad y la frecuencia de los síntomas de este trastorno y la productividad laboral de las personas, lo que perjudica gravemente la constancia y la calidad del trabajo. 87 La acumulación de días libres y días laborables menos efectivos provoca una gran carga financiera de aproximadamente 10 a 20 mil millones anuales en gastos de atención médica y una disminución de la productividad laboral. 88 Otra implicación particularmente preocupante del SII es la coexistencia del trastorno con afecciones psiquiátricas. Es indiscutible que la depresión y la ansiedad ocurren con mayor frecuencia en personas con SII que en aquellas con cualquier otra enfermedad psicológica. 89 La ansiedad y la depresión suelen aparecer tras la aparición de síntomas gastrointestinales y un cierto grado de gravedad de los síntomas. El otro aspecto que más impacta el SII es la calidad de vida general, donde las mujeres con este trastorno, junto con otras afecciones relacionadas, en comparación con las mujeres sanas, reportan un continuo de diferente funcionamiento y salud física y emocional. Considerando la variabilidad significativa de la condición, la salud física y emocional impulsiva puede causar diferencias individuales en angustia, fatiga, días de discapacidad, vitalidad y salud mental, junto con otros resultados. 90
4.1 . Síntomas gastrointestinales
Contrariamente a ciertas ideas erróneas, el SII es un trastorno que afecta principalmente la función gastrointestinal, donde los afectados sufren daños físicos, psicológicos y emocionales. Comprender este trastorno de una manera más holística puede animar a los pacientes a abrirse, recibir intervenciones terapéuticas pertinentes y, a cambio, tener una mejor calidad de vida. Por lo general, muchas actividades normales pueden convertirse en un problema importante para alguien con SII, lo que les deja con un enorme impacto en su calidad de vida. 91 Los pacientes con SII experimentan una urgencia inesperada para evacuar, lo que a menudo provoca una incomodidad y frustración insoportables. Desafortunadamente, la vergüenza de necesitar ir al baño con frecuencia puede impedir que una persona trabaje, socialice y asista a otras actividades cotidianas. Como tal, este trastorno también se ha denominado un número sustancial de síndromes, como diarrea nerviosa, defecación disinérgica, colon irritable, colon espástico, colitis mucosa y colitis espástica. Aunque un subgrupo de pacientes con SII experimenta síntomas graves que requieren un tratamiento intensivo, la imprevisibilidad de estos les obliga a llevar una vida socialmente limitada. La manifestación de los síntomas del SII influye en la identificación de estos pacientes como pacientes con SII, en lugar de otros con molestias gastrointestinales. Los síntomas del SII suelen persistir durante mucho tiempo; si bien comenzaron en la infancia, tienden a persistir en etapas posteriores de la vida, especialmente si la persona experimenta ansiedad abdominal recurrente y otros síntomas físicos.
Uno de los síntomas característicos del SII es el dolor o malestar abdominal, que suele presentarse junto con cambios en los hábitos intestinales. Los pacientes suelen describir este dolor como cólicos, y la evacuación intestinal puede aliviarlo. La ubicación e intensidad del dolor pueden variar considerablemente entre las personas y pueden empeorar durante períodos de estrés o después de consumir ciertos alimentos. 94 La hinchazón y los gases también son quejas frecuentes entre las personas con SII, quienes a menudo refieren una sensación de plenitud o tirantez en el abdomen, a veces acompañada de flatulencia excesiva. Esta hinchazón puede empeorar a lo largo del día, haciendo que el abdomen parezca visiblemente distendido en algunos casos. 95
Los hábitos intestinales alterados son una característica definitoria del SII y pueden manifestarse de diferentes formas. Algunas personas experimentan SII-D, caracterizado por heces blandas y frecuentes y una necesidad urgente de usar el baño. Otras pueden tener SII-E, con heces poco frecuentes, duras o grumosas que a menudo son difíciles de evacuar. Por otro lado, la tercera categoría, SII-M, implica episodios alternados de diarrea y estreñimiento. 96 Otro síntoma comúnmente asociado con este trastorno es la sensación de evacuación intestinal incompleta. Incluso después de una evacuación intestinal, las personas pueden sentir como si no hubieran vaciado completamente sus intestinos, lo que puede llevar a repetidos viajes al baño y frustración. 97 Finalmente, factores específicos, como comer comidas copiosas, consumir alimentos grasosos o picantes, o experimentar estrés emocional, a menudo desencadenan o empeoran estos síntomas, 98 que se representan gráficamente en la Fig. 4 . Es importante destacar que, si bien el síndrome del intestino irritable puede afectar significativamente la calidad de vida, no causa daño permanente al tracto gastrointestinal ni aumenta el riesgo de enfermedades más graves como el cáncer colorrectal. 99

4.2 . Deficiencias nutricionales
A pesar del creciente número de estudios que exploran la fisiopatología del SII, no existe evidencia suficiente para confirmar que la absorción de alimentos, nutrientes y energía se vea alterada en pacientes que padecen este trastorno.<sup> 100 </sup> Se ha establecido que las dosis diarias a largo plazo de hierbas naturales y vitaminas, caracterizadas por diversas acciones, son eficaces para restaurar la función de la barrera intestinal; los datos experimentales indican que la restauración de esta función puede lograrse mediante la modulación del equilibrio pro-antioxidante del cuerpo. Los prebióticos funcionan mejor porque incluyen vitaminas y ácidos grasos.<sup> 101 </sup> Sin embargo, algunos estudios han demostrado que el SII está relacionado con deficiencias, especialmente cambios en el zinc, el magnesio, la vitamina B9, la vitamina D, el calcio y la vitamina B12. El cuerpo requiere estos nutrientes de diversas maneras y en diferentes etapas de su vida.<sup> 102 </sup>
Dado que los métodos de evaluación y los diseños de los estudios fueron diferentes, no fue posible señalar una única causa de la deficiencia de nutrientes. Sin embargo, la investigación muestra que debemos prestar mucha atención al estudio del SII a nivel molecular para mantener el buen funcionamiento del sistema digestivo en los pacientes que lo padecen. Los investigadores determinaron los componentes de la dieta excluidos o añadidos con mayor frecuencia para aliviar los síntomas. 103 El análisis reveló que los pacientes se vieron privados principalmente de nutrientes específicos, que incluían lactosa, té, café, grasas, preparación de platos fríos, alcohol, productos con alto contenido de FODMAP, fruta dura, fibra insoluble, bebidas carbonatadas y xilitol. 104 En general, hubo diferencias significativas en la ingesta de varios componentes nutricionales según la edad y la cultura. Estos incluían fibra y varios productos compuestos que se encuentran en diferentes familias de alimentos.
4.3 . Impactos psicológicos
Tanto investigadores como profesionales han considerado durante mucho tiempo el SII como una enfermedad con una fuerte influencia de factores psicológicos o psicosomáticos, aunque el mundo médico a menudo cuestionaba la naturaleza de esta influencia. Si bien era cierto que los síntomas de este trastorno estaban, al menos parcialmente, influenciados por procesos somatosensoriales, factores psicológicos como la ansiedad y la depresión desempeñaron un papel igualmente importante en la exacerbación y el mantenimiento de la enfermedad. <sup> 105 </sup> Incluso cuando la aceptación de la naturaleza psicosomática de esta afección ya no estaba en duda, los investigadores comenzaron a centrar parte de sus esfuerzos en examinar cómo los síntomas del SII afectaban la salud mental de quienes la padecían.<sup> 106</sup> El impacto psicológico más observado es la ansiedad, donde se observan puntuaciones altas de ansiedad en el 54 % de los pacientes al momento del diagnóstico inicial de SII, y el 17 % de los pacientes continúa con puntuaciones más altas que la población promedio. La ansiedad en estos pacientes también se ha relacionado con una mayor conciencia corporal o hipervigilancia de las percepciones corporales.<sup> 107</sup>
La herramienta utilizada para evaluar la depresión en pacientes con SII muestra que no es tan común como la ansiedad, ya que los pacientes con SII tienden a tener una mejor calidad de vida que quienes padecen otros problemas de salud gastrointestinales. Sin embargo, el nivel de depresión en quienes padecen SII sigue siendo alto y ciertamente impactante. El 38 % de los pacientes con SII presentan puntuaciones significativamente superiores al promedio al recibir el diagnóstico inicial de este trastorno. Estas puntuaciones persisten en al menos un tercio de los pacientes, y el 17 % mantiene puntuaciones generales altas.<sup> 108</sup> Investigadores han descubierto que el nivel de conciencia corporal y somatización se asocia con estas puntuaciones de depresión superiores al promedio, de forma similar a la ansiedad. En cuanto a otros efectos mentales, los pacientes con SII son más propensos a reportar ansiedad fóbica y síntomas similares a traumas que la acompañan, así como trastornos alimentarios y puntuaciones en la Lista de Verificación del Trastorno de Estrés Postraumático (PTSD) que se encuentran por debajo del umbral de significancia clínica.<sup> 109</sup>
El interés científico por los problemas psicosociales y el SII se remonta a principios de 1818, cuando en 1827, uno de los primeros investigadores científicos mencionó la importancia de las experiencias de la infancia en la causa del SII. 110 Además, las comorbilidades psicológicas se relacionan con que más pacientes busquen ayuda médica por síntomas gastrointestinales, pero también presentan dolor abdominal menos intenso mientras esperan sus citas y menos síntomas graves al llegar. En la mayoría de los casos, este trastorno se acompaña de comorbilidades psicológicas y exacerbaciones episódicas de los síntomas. Un porcentaje significativo de pacientes con SII tiene un diagnóstico psicológico comórbido, y la mayoría experimenta ansiedad, que es la afección más prevalente. 111 Los investigadores han propuesto varias vías fisiológicas, incluyendo el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal, para explicar esta asociación. Las personas con SII que fueron maltratadas o abandonadas en la infancia presentan más ansiedad y problemas estomacales, y también reaccionan con mayor intensidad a las imágenes que les hacen sentir mal. 112 Además, las personas con ansiedad reaccionan al estrés aumentando y manteniendo su frecuencia cardíaca, lo que sugiere que la actividad de su sistema nervioso autónomo es diferente. 113
Las personas con SII reportan con frecuencia trastornos del sueño y fatiga, y se reconocen cada vez más como factores que contribuyen tanto a la aparición como a la exacerbación de los síntomas. Estudios sugieren que los pacientes con SII presentan una arquitectura del sueño alterada, caracterizada por una menor eficiencia del sueño, un aumento de los despertares nocturnos y una alteración de los patrones de sueño con movimientos oculares rápidos (MOR). La mala calidad del sueño se ha asociado con una mayor hipersensibilidad visceral y una mayor gravedad de los síntomas al día siguiente, lo que pone de relieve una relación bidireccional entre el sueño y la función gastrointestinal. Además, la fatiga crónica es una queja frecuente entre quienes padecen SII, probablemente derivada de la activación persistente del eje intestino-cerebro, la inflamación sistémica y la disfunción autonómica. La interacción entre los trastornos del sueño, la fatiga y el SII subraya la necesidad de un enfoque holístico para el manejo, que incluya intervenciones centradas en la higiene del sueño, la reducción del estrés y las modificaciones del estilo de vida para mejorar el bienestar general. 114
5. Opciones de tratamiento para el SII
El tratamiento eficaz del SII requiere un enfoque multifacético. Si bien muchas personas han encontrado un alivio significativo de los síntomas mediante modificaciones en la dieta, técnicas de manejo del estrés y medicamentos, ningún tratamiento puede contrarrestar todos los síntomas del SII. Este artículo examina los diferentes factores que afectan la función intestinal y explora maneras de modificarlos para mejorarla. En este contexto, se abordan factores relacionados con el estilo de vida, la dieta, el manejo del estrés y diversos medicamentos, y se evalúa el peso de la evidencia científica. A pesar del amplio reconocimiento de los síntomas irritantes de este trastorno, las estrategias de tratamiento eficaces siguen siendo difíciles de alcanzar. Quienes lo padecen continúan consultando a múltiples profesionales de la salud para encontrar alivio en su desesperación, mientras que su vida personal y social se deteriora. El SII representa un importante costo económico para la sociedad, similar a otros trastornos gastrointestinales funcionales, y sus costos médicos más evidentes a menudo se ven eclipsados por el costo del tiempo laboral perdido. 115 La mayoría de quienes padecen SII reciben el diagnóstico sin acudir nunca al médico, simplemente asumiendo que sus síntomas se deben al estrés y aceptando que deben vivir con ellos. Muchos incluso perciben la afección en estudio como una forma de retribución por errores pasados. Esta falta de consulta médica no refleja el alivio psicológico de los pacientes con sus síntomas, sino más bien una insatisfacción con los métodos que perciben que se utilizarán para intentar mejorarlos. Esto ha llevado al creciente uso de medicinas complementarias y alternativas. 116
5.1 . Modificaciones del estilo de vida
La modificación del estilo de vida cuenta con evidencia favorable de eficacia en los trastornos funcionales intestinales, incluido el SII. Hay tres áreas en las que existe suficiente evidencia para mejorar los síntomas del trastorno: patrones regulares de alimentación, actividad física y fibra. A pesar de la existencia de intervenciones dietéticas, la evidencia que respalda la eficacia de cualquier dieta específica para el manejo del SII, especialmente las recomendaciones más populares. <sup>117</sup> Muchos pacientes intentan usar dietas de exclusión o dietas bajas en azúcares fermentables, pero este estudio, en general, muestra una menor eficacia para estas dietas que un efecto placebo; sin embargo, los datos prospectivos aleatorizados están apenas surgiendo. Tampoco existen datos que sugieran que alguna dieta popular sea útil en la prevención, con la posible excepción de la intolerancia a la lactosa.<sup> 118 </sup>
La primera dirección, que no se enseña, sino que es inherente a la diarrea y la urgencia, es la reducción de la exposición a alimentos de riesgo. Existe poca evidencia sobre la frecuencia de los síntomas asociados con las diferentes opciones dietéticas en el SII. Omitir alimentos del repertorio del paciente lo expone al riesgo de deficiencias y debe equilibrarse juiciosamente con el mantenimiento de una dieta adecuada y equilibrada. 119 En la clínica, los expertos han adoptado directrices para determinar los niveles de la ingesta dietética de referencia para micronutrientes como objetivos moleculares recomendados. Un bajo impacto sintomático equivale a un riesgo tolerable, pero un alto impacto sintomático equivale a una baja tolerancia al riesgo. 120 Utilizando esta guía, los investigadores han creado varios algoritmos que utilizan el contenido de carbohidratos en los alimentos para ayudar al paciente a determinar las causas de los diferentes síntomas. Por ejemplo, si el jarabe de maíz de alta fructosa causa malestar, obtenga una lista de alimentos que contengan jarabe de maíz de alta fructosa para controlar, o considere agregar glucosa, que puede activar las señales de respuesta de bajo impacto sintomático. 121
Más allá de las intervenciones dietéticas, otros factores del estilo de vida, como los patrones regulares de alimentación y la actividad física, desempeñan un papel crucial en el manejo de los síntomas del SII. Las investigaciones sugieren que mantener horarios de comida regulares ayuda a regular la motilidad intestinal y previene la exacerbación de los síntomas asociados con hábitos alimentarios irregulares. Saltarse comidas o el ayuno prolongado puede alterar la motilidad intestinal y contribuir a la hinchazón y el malestar, mientras que consumir comidas más pequeñas y equilibradas a intervalos regulares ha demostrado mejorar el control de los síntomas.<sup> 122 </sup> Además, la actividad física se ha identificado como una estrategia no farmacológica para aliviar los síntomas del SII. Los estudios indican que el ejercicio de intensidad moderada, como caminar, el yoga o el ciclismo, puede mejorar la motilidad intestinal, reducir la disfunción intestinal relacionada con el estrés y mejorar la calidad de vida general en pacientes con SII.<sup> 123 </sup> La actividad física regular también se ha relacionado con la reducción de la hipersensibilidad visceral y la mejora de la función intestinal, especialmente en personas con SII-E. Dados estos beneficios, la incorporación de rutinas de alimentación estructuradas y actividad física en las estrategias de manejo del SII puede ofrecer un enfoque complementario para el alivio de los síntomas.<sup> 124</sup>
5.2 . Intervenciones dietéticas
Los investigadores han descubierto que una dieta baja en oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables (FODMAP) es una de las mejores maneras de ayudar a los pacientes con SII si se utiliza correctamente.<sup> 125</sup> Esta dieta exige eliminar los alimentos ricos en FODMAP, que son carbohidratos de cadena corta altamente volátiles porque tienden a fermentar en los intestinos y pueden atraer agua, un proceso que provoca los síntomas del SII. Un estudio reveló una reducción significativa de los síntomas, el peso corporal y la circunferencia de la cintura en personas que siguieron la dieta baja en FODMAP con un consumo regular.<sup> 126</sup>
En el estudio, un dietista con experiencia en intolerancias alimentarias brindó asesoramiento dietético individualizado a cada uno de los 38 individuos de cada grupo. El grupo bajo en FODMAP duró 90 días, mientras que el grupo de control recibió asesoramiento dietético especializado antes del inicio de la dieta baja en FODMAP. Los investigadores midieron los cambios en los síntomas de 25 participantes de los 38 que comenzaron la dieta baja en FODMAP. De estos individuos, el 68 % experimentó una mejora del 50 % en sus síntomas, y el 46 % alcanzó este nivel de mejora junto con el grupo de control. A pesar de no utilizar un formato doble ciego, el estudio controló numerosos factores de confusión que podrían haber influido en los resultados. No se observaron diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto a la sintomatología antes del estudio, incluyendo dolor, distensión abdominal y síntomas generales asociados al SII. 127
5.3 . Tratamientos farmacológicos
La terapia basada en medicamentos puede ser un aspecto importante del tratamiento del SII, aunque cada familia de fármacos solo ha demostrado actuar sobre síntomas específicos relacionados con el SII. De hecho, los fármacos dirigidos al SII son los más eficaces para tratar el dolor abdominal, los laxantes para el estreñimiento y los antidiarreicos para la diarrea.<sup> 128</sup> Las terapias psicológicas y los ajustes en el estilo de vida siempre deben acompañar a estos fármacos. Los antidepresivos son los fármacos más utilizados en el campo del tratamiento, una elección impulsada en gran medida por el descubrimiento de que las dosis bajas pueden utilizarse para influir en las funciones intestinales. <sup>129</sup> Contrariamente a la creencia popular, los pacientes no utilizan principalmente antidepresivos para tratar su estado de ánimo, a pesar de que sus síntomas psicológicos influyen significativamente en sus niveles. Sin embargo, sus efectos en este trastorno se ven eclipsados por su publicidad negativa, su baja tolerancia y sus bajas tasas de éxito, a pesar de que numerosos estudios bien realizados han demostrado su eficacia y beneficios en el tratamiento de los síntomas.<sup> 130</sup> Tasas de respuesta terapéutica más altas o perfiles de tratamiento más aceptables podrían reducir el impulso para realizar investigaciones exhaustivas destinadas al desarrollo de nuevas intervenciones farmacológicas. En cambio, los pacientes con este trastorno podrían modificar su comportamiento mediante el uso de fármacos bien tolerados o sustancias naturales o herbales. 131 Recientemente, los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 han sido el foco de un ensayo clínico sobre el SII que busca pacientes con diabetes tipo II. Sin embargo, su alto coste y su baja tolerabilidad han impedido que los pacientes los utilicen, a pesar de la comunicación bidireccional establecida dentro del eje intestino-cerebro. 132 En general, los fármacos utilizados para tratar el SII son solo soluciones temporales, y la investigación debería centrarse en las enfermedades a largo plazo y no en las a corto plazo hasta que la ciencia comprenda mejor las causas exactas.
La linaclotida, un agonista de la guanilato ciclasa C, se considera actualmente el fármaco de elección para el tratamiento del SII-E. Ejerce sus efectos terapéuticos al aumentar los niveles intracelulares y extracelulares de guanosina monofosfato cíclico, lo que mejora la secreción de cloruro y bicarbonato en la luz intestinal. Este mecanismo produce un aumento de la secreción intestinal y un tránsito intestinal acelerado, aliviando el estreñimiento y los síntomas asociados. Ensayos clínicos han demostrado que la linaclotida no solo mejora la frecuencia de las deposiciones y la consistencia de las heces, sino que también reduce significativamente el dolor abdominal al modular la hipersensibilidad visceral. A diferencia de los laxantes tradicionales, que se centran principalmente en la motilidad, la linaclotida aborda tanto los componentes funcionales como los sensoriales del SII-E, lo que la convierte en una opción de tratamiento más integral. Debido a su favorable perfil de seguridad y eficacia sostenida, la linaclotida ha sido recomendada por las guías internacionales como tratamiento farmacológico de primera línea para el SII-E, especialmente en pacientes que no responden adecuadamente a las intervenciones dietéticas y de estilo de vida. 133
5.4 . Terapias psicológicas
Los investigadores proponen que el trastorno en estudio tiene orígenes multifactoriales, muchos de los cuales involucran factores psicosociales. Sin embargo, los tratamientos para el SII se centran principalmente en sus síntomas somáticos con poco enfoque en los factores psicológicos. 134 Se ha demostrado que algunos tipos de terapia cognitivo-conductual ayudan a tratar el SII; esto se debe a que pueden ayudar a los pacientes a lidiar con sus preocupaciones, evitar que el sistema de alarma natural de su cuerpo se active con demasiada frecuencia en situaciones que no ponen en peligro la vida, cambiar la agresión somática y la referencia corporal, hacer que el alosetrón funcione mejor y mejorar indirectamente el agarre y el control del dolor. 135 Si bien la medicación puede eliminar o reducir significativamente los síntomas del trastorno en algunos pacientes, muchos de estos no se alivian adecuadamente y su calidad de vida aún se ve alterada. 136 En general, existen dos categorías principales de tratamientos para el SII; la primera incluye tratamientos educativos, conductuales y psicológicos que se dirigen a los componentes biológicos, psicológicos y sociales de la afección. Por el contrario, la segunda categoría implica el uso de medicación, ya que los factores psicológicos contribuyen significativamente al desarrollo y mantenimiento del SII. 137 Sin embargo, el tratamiento efectivo para esta afección no ha recibido mucha atención, en particular para las personas con la forma grave de la enfermedad, como el SII-D.
Las terapias psicológicas, en particular la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la hipnoterapia dirigida al intestino (GDH), se han estudiado ampliamente como intervenciones eficaces para el síndrome del intestino irritable (SII). Múltiples ensayos controlados aleatorios han demostrado que la TCC, que se centra en modificar los patrones de pensamiento y las conductas desadaptativas asociadas con los síntomas del SII, reduce significativamente la gravedad de los síntomas y mejora la calidad de vida de las personas afectadas. Un metaanálisis encontró que la TCC condujo a un alivio sostenido de los síntomas, con beneficios que persistieron hasta un año después del tratamiento. 138 De manera similar, se ha demostrado que la GDH, que se dirige al eje intestino-cerebro a través de técnicas de relajación y sugestión, reduce la hipersensibilidad visceral y normaliza la motilidad intestinal. Los ensayos clínicos, incluido un estudio fundamental de Mukhtar et al. (2019), informan que hasta el 70 % de los pacientes con SII experimentan una mejoría de los síntomas a largo plazo después de la GDH. Estas terapias son particularmente beneficiosas para los pacientes con SII refractario que no responden adecuadamente a los tratamientos farmacológicos, lo que subraya la importancia de integrar intervenciones psicológicas en las estrategias de manejo del SII .
5.5 . Medicina complementaria y alternativa
Muchos pacientes con SII buscan ayuda en la medicina complementaria y alternativa, especialmente en países occidentales.<sup> 140</sup> Las intervenciones dietéticas para los trastornos funcionales intestinales, como una dieta baja en lactosa, una dieta sin gluten y la exclusión de alimentos que producen gases, como las legumbres, el repollo, la cebolla y el brócoli, son muy populares en todo el mundo. La mayoría de las intervenciones dietéticas adoptadas por los pacientes con SII les son impuestas, en lugar de ser elegidas.<sup> 141 </sup> Las modificaciones dietéticas impuestas por estos pacientes tienen más probabilidades de afectar sus aspectos sociales. A pesar de que una dieta restrictiva puede ayudar a mejorar los síntomas relacionados con este trastorno, los enfoques dietéticos, como la exclusión del trigo, parecen estar impulsados por la creencia de que el SII puede ser causado por el trigo.<sup> 142</sup>
Además, muchos pacientes creen que la intolerancia alimentaria es la principal causa del SII, por lo que eliminan algunos alimentos específicos de su dieta. A menudo se imponen restricciones dietéticas sin consultar a un médico o nutricionista.<sup> 143</sup> Algunos estudios han demostrado que algunos alimentos pueden empeorar los síntomas, pero el plan del paciente de limitar su consumo no solo es peligroso porque no obtiene suficientes nutrientes, sino que también es inútil porque los datos científicos sobre la intolerancia alimentaria común en el SII no son claros y probablemente demasiado optimistas.<sup> 144 </sup> Los pacientes con SII frecuentemente adoptan la opción de evitar la lactosa y los alimentos que la contienen; sin embargo, algunos estudios han demostrado que la malabsorción de lactosa en sujetos con SII no difiere de la de individuos sanos. No obstante, un ensayo demostró que en sujetos con gravedad moderada del trastorno en estudio, el consumo de productos lácteos se asoció con síntomas abdominales. Por lo tanto, la restricción de la lactosa podría ser efectiva en sujetos con SII.<sup> 145</sup>
Además de la dieta baja en FODMAP, se han investigado otros patrones dietéticos, como las dietas reducidas en lactosa y las dietas sin gluten, por sus posibles beneficios en el manejo del SII. La intolerancia a la lactosa se observa con frecuencia en pacientes con SII debido a la reducción de la actividad de la lactasa, lo que provoca síntomas como distensión abdominal, diarrea y malestar abdominal. Los estudios sugieren que una dieta reducida en lactosa puede aliviar los síntomas en personas con malabsorción de lactosa concurrente, aunque su efectividad varía según los niveles de tolerancia individual. 146 De manera similar, el papel de una dieta sin gluten en el SII ha ganado interés, particularmente en pacientes con sensibilidad al gluten no celíaca. Algunos estudios indican que eliminar el gluten puede reducir los síntomas del SII al disminuir la inflamación y la permeabilidad intestinal, mientras que otros sugieren que la mejoría puede deberse a la reducción concurrente de carbohidratos fermentables en lugar del gluten en sí. A pesar de estos posibles beneficios, se necesitan más ensayos bien controlados para determinar el papel preciso de estos patrones dietéticos en el manejo del SII. Por lo tanto , las intervenciones dietéticas deben ser personalizadas, idealmente bajo la guía de profesionales de la salud, para optimizar el control de los síntomas manteniendo al mismo tiempo la adecuación nutricional.
5.6 . Terapias basadas en productos naturales
La medicina tradicional ha utilizado durante mucho tiempo productos naturales y sus extractos para tratar diversas enfermedades humanas. Estas incluyen cáncer, 148 infecciones bacterianas, 149 infecciones fúngicas, 150 trastornos inflamatorios, 151 enfermedad de Alzheimer, 152 diabetes mellitus, 153 y trastornos gastrointestinales, incluyendo el SII. 154 La investigación moderna ha comenzado a validar muchas de las aplicaciones de los productos naturales, arrojando luz sobre sus mecanismos y beneficios. 155 El SII se presta bien a tratamientos que abordan sus diversos componentes fisiológicos y psicológicos. Los productos naturales pueden ofrecer ventajas terapéuticas al dirigirse simultáneamente a múltiples vías patogénicas, como la motilidad intestinal, el equilibrio de la microbiota, la inflamación y el eje intestino-cerebro. 156 La Figura 5 ilustra los mecanismos a través de los cuales los productos naturales pueden ayudar en el tratamiento del SII.

5.6.1 . Motilidad intestinal y efectos antiespasmódicos
Los pacientes con SII suelen presentar una motilidad intestinal desregulada, que varios extractos naturales ayudan a regular. 157 El aceite de menta es uno de los productos naturales más estudiados para el SII, especialmente por sus propiedades antiespasmódicas. Su ingrediente principal, el mentol, actúa sobre los canales de calcio de los músculos lisos para relajar los espasmos del tracto digestivo; esto es especialmente útil para pacientes con SII-D, ya que puede aliviar el dolor abdominal y la necesidad de ir al baño con frecuencia. 158 Estudios han demostrado que las cápsulas de aceite de menta con recubrimiento entérico, diseñadas para liberar mentol en los intestinos en lugar del estómago, pueden mejorar significativamente los síntomas con efectos secundarios mínimos. 159
5.6.2 . Modulación de la microbiota intestinal
Los pacientes con SII a menudo presentan una microbiota intestinal desequilibrada, una condición conocida como disbiosis, y los compuestos naturales podrían desempeñar un papel fundamental en la modulación de aspectos clave de la condición. 160 Los probióticos, que son microorganismos beneficiosos vivos, se encuentran entre las intervenciones naturales más efectivas. Estudios han demostrado que cepas como Lactobacillus acidophilus y Bifidobacterium infantis pueden reducir la hinchazón, los gases y las deposiciones irregulares. 161 Estos probióticos también pueden mejorar la función de la barrera intestinal y reducir la inflamación al modular la respuesta inmunitaria. 162 Junto con los probióticos, la inulina y los fructooligosacáridos son fibras naturales que alimentan a las bacterias beneficiosas en el intestino; estos fitoquímicos ayudan al crecimiento de las bacterias comensales, lo que restaura un microbioma equilibrado. 163 Los postbióticos, que son compuestos bioactivos producidos por los probióticos, son otro tratamiento natural que parece prometedor, ya que pueden ayudar a reducir los síntomas del SII al disminuir la inflamación intestinal y fortalecer la barrera intestinal. 164 La berberina, que se puede encontrar en el sello de oro, el agracejo y otras hierbas, puede ayudar a detener el crecimiento de bacterias dañinas, tiene efectos antiinflamatorios y también puede regular la motilidad intestinal. 165
El trasplante de microbiota, en particular el trasplante de microbiota fecal (TMF), ha surgido como una estrategia terapéutica prometedora para el SII al restaurar el equilibrio microbiano intestinal. 166 Varios estudios clínicos han demostrado que el TMF puede mejorar no solo los síntomas gastrointestinales del SII, como hinchazón, hábitos intestinales alterados y dolor abdominal, sino también comorbilidades psicológicas asociadas, que incluyen ansiedad, depresión y trastornos del sueño. 167 , 168 , 169 Los mecanismos propuestos involucran la modulación de la composición de la microbiota intestinal, la reducción de citocinas proinflamatorias y la mejora de la integridad de la barrera intestinal. 170 , 171 Recientes ensayos controlados aleatorizados sugieren que el TMF, cuando se deriva de donantes sanos cuidadosamente seleccionados, puede proporcionar un alivio sostenido de los síntomas en subconjuntos de pacientes con SII, en particular aquellos con fisiopatología impulsada por disbiosis. 172 , 173 , 174 , 175 Sin embargo, la variabilidad en las tasas de respuesta resalta la necesidad de protocolos estandarizados, selección óptima de donantes y evaluaciones de seguridad a largo plazo antes de su adopción clínica generalizada. 176 , 177 , 178 Como resultado, el trasplante de microbiota representa una vía en evolución en el tratamiento del SII, lo que justifica una mayor investigación para refinar su potencial terapéutico e integración en la práctica clínica de rutina.
5.6.3 . Propiedades antiinflamatorias
La inflamación leve se reconoce cada vez más como un factor que contribuye al SII, especialmente en pacientes con SII postinfeccioso o aquellos con un componente inmunitario en su afección.<sup> 179 </sup> Productos naturales como la curcumina y la quercetina <sup>180</sup> de origen vegetal han demostrado potentes efectos antiinflamatorios. En particular, el primer producto detiene las vías inflamatorias, como el factor nuclear kappa B, y reduce las citocinas que causan inflamación. La suplementación regular con extractos de cúrcuma o curcumina puede ayudar a aliviar síntomas como el dolor abdominal y la hinchazón al abordar la inflamación.<sup> 181 </sup> Infusiones como la manzanilla y el hinojo también son remedios populares para el SII debido a sus propiedades calmantes y antiinflamatorias. <sup>182</sup> La manzanilla contiene apigenina, que reduce la inflamación y suaviza el revestimiento gastrointestinal. A menudo utilizado para aliviar la hinchazón y los gases, el hinojo contiene anetol, un compuesto que relaja la musculatura lisa intestinal y reduce los cólicos.<sup> 183</sup>
5.6.4 . Modulación del eje intestino-cerebro
El eje intestino-cerebro desempeña un papel fundamental en el SII, ya que el estrés psicológico y la ansiedad pueden exacerbar los síntomas. En este contexto, los productos naturales que abordan este vínculo pueden tener un impacto significativo.<sup> 184</sup> Hierbas adaptogénicas como la ashwagandha y la rhodiola rosea ayudan a regular la respuesta del cuerpo al estrés, reduciendo los niveles de cortisol y mejorando la resiliencia al estrés. Estos efectos pueden aliviar la exacerbación de los síntomas del SII inducida por el estrés.<sup> 185</sup> El aceite de lavanda, conocido por sus propiedades calmantes, también ha demostrado ser prometedor en el manejo del SII, donde sus formulaciones orales se han estudiado por sus efectos en el eje intestino-cerebro y se ha demostrado que reducen la ansiedad y el dolor abdominal en pacientes con SII. <sup>186 </sup> De igual manera, los efectos calmantes y ansiolíticos de la melisa y la raíz de valeriana pueden mejorar el bienestar psicológico, lo que resulta en una reducción de los síntomas del SII. <sup>187</sup>
5.6.5 . Formulaciones multiherbales
El tratamiento del SII utiliza ampliamente fórmulas multiherbales como Iberogast, una mezcla de extractos de plantas como la hierba cana, la menta piperita, la manzanilla y el regaliz. Estas fórmulas ofrecen una amplia gama de beneficios, como efectos antiinflamatorios, antiespasmódicos y reguladores de la motilidad. 188 Estudios han demostrado que esta mezcla natural reduce el dolor abdominal, mejora la regularidad intestinal y alivia la hinchazón. 189
5.6.6 . Apoyo nutricional y suplementos de fibra
Las fuentes naturales de fibra soluble, como la cáscara de psyllium, son muy eficaces para regular la defecación en pacientes con SII. 190 La fibra soluble absorbe agua, formando una consistencia gelatinosa en el intestino, lo que ayuda a controlar tanto la diarrea como el estreñimiento. La mayoría de los pacientes con SII toleran bien el psyllium y a menudo lo prefieren a la fibra insoluble, que en ocasiones puede exacerbar los síntomas. 191
5.6.7 . Productos naturales emergentes
Investigaciones recientes han identificado otros productos naturales prometedores para el SII. El extracto de hoja de alcachofa, por ejemplo, ha demostrado potencial para mejorar síntomas como la hinchazón y los cólicos, probablemente debido a sus efectos sobre el flujo biliar y la digestión. 192 De igual manera, el aloe vera, conocido por sus propiedades calmantes, se ha estudiado por su capacidad para reducir la inflamación y mejorar la consistencia de las heces, especialmente en el SII-E. 193 Otra área emergente de interés es el uso de aceites esenciales, como el aceite de alcaravea y el aceite de hinojo, que contienen sustancias bioactivas que pueden aliviar los gases, la hinchazón y los espasmos intestinales. Los pacientes a menudo combinan estos aceites con otros remedios herbales para aumentar su eficacia. 194
5.6.8 . Desafíos y consideraciones
A pesar de su potencial, la aplicación de productos naturales en el tratamiento del SII requiere una cuidadosa consideración. <sup>195</sup> La dosis, la formulación y la variabilidad individual pueden afectar significativamente su eficacia. Además, algunos productos naturales pueden interactuar con medicamentos o causar efectos secundarios, lo que subraya la necesidad de la orientación de profesionales de la salud. <sup>196 </sup> Asimismo, se están realizando investigaciones para estandarizar las formulaciones de productos naturales e identificar las combinaciones más eficaces para el manejo del SII. <sup>197</sup> Finalmente, los productos naturales y sus extractos ofrecen un enfoque complementario para el manejo de los síntomas del SII, abordando la naturaleza multifacética del trastorno. Estos remedios naturales alivian los síntomas, favorecen la salud intestinal y mejoran el bienestar general, lo que los convierte en una opción atractiva para muchos pacientes con SII que buscan alternativas a los medicamentos convencionales.<sup> 198</sup>
6 . Terapias emergentes
La gran carga del SII ha impulsado la búsqueda de nuevas opciones de tratamiento. El objetivo de esta revisión fue resumir los datos y opiniones publicados más recientemente sobre este tema. Sin embargo, muchos de los supuestos "nuevos" tratamientos sintomáticos alternativos para el SII son, de hecho, narcóticos, anticolinérgicos, mediadores lipídicos y bloqueadores de los receptores de neuropéptidos. Además, existen agentes en investigación que, con suerte, presentan una menor morbilidad asociada. Estos incluyen antagonistas del receptor de serotonina subtipo 3, activadores de los canales de cloruro, agonistas selectivos del receptor C-2, opioides hidrófilos, análogos antisecretores de la somatostatina, inhibidores del transportador de ácidos biliares ileales e inhibidores de la fermentación bacteriana. También se están desarrollando técnicas psicológicas, somáticas e integradas para el tratamiento del SII.
Existen numerosos factores que deben considerarse al implementar un cambio terapéutico, tanto desde la perspectiva del paciente como desde la de la industria y la academia. Al utilizar nuevas terapias para tratar el SII, se deben considerar algunos factores clínicos, como la mejor manera de tratar los síntomas, el tipo de persona con mayor probabilidad de beneficiarse y la forma más rentable de reevaluar tras la mejor respuesta. A medida que surgen estrategias innovadoras, estas presentan tanto beneficios como amenazas para su implementación, así como preguntas sin resolver. Los beneficios incluyen la actualización de algoritmos diagnósticos y terapéuticos funcionales y el éxito de tratamientos personalizados y a medida. Algunas amenazas son los altos costos de la investigación clínica farmacoeconómica, el agravamiento del sesgo de subestimación o sobreestimación, y el uso incorrecto o excesivo de nuevos fármacos.
De cara al futuro, la integración de la biología de sistemas con la investigación clínica promete profundizar nuestra comprensión de la naturaleza multifactorial de los trastornos gastrointestinales. Se prevé que futuros estudios que empleen la multiómica y la bioinformática avanzada descubran nuevos biomarcadores y dianas terapéuticas, allanando el camino para enfoques de medicina personalizada. Además, los primeros ensayos clínicos centrados en intervenciones que restauran la función de la barrera intestinal y modulan el equilibrio microbiano han mostrado resultados prometedores. Estas estrategias emergentes señalan un cambio de paradigma: del manejo puramente sintomático a intervenciones basadas en conocimientos mecanicistas, lo que ofrece nuevas esperanzas para mejorar los resultados de los pacientes.
7. Enfoques innovadores en la investigación del SII
Los recientes avances en el descubrimiento de biomarcadores, la investigación del microbioma intestinal y las aplicaciones de inteligencia artificial han allanado el camino para la medicina de precisión en el tratamiento del SII. Los métodos de diagnóstico actuales se basan en gran medida en la clasificación basada en síntomas, pero las estrategias futuras buscan estratificar a los pacientes según perfiles moleculares y del microbioma para permitir intervenciones más específicas. Los enfoques basados en biomarcadores están cobrando relevancia, en particular en la identificación de marcadores metabólicos, genéticos e inflamatorios específicos que distinguen los subtipos de SII. Los biomarcadores séricos o fecales, como la calprotectina fecal y los metabolitos intestinales, son prometedores para refinar el diagnóstico del SII más allá de los síntomas clínicos. La modulación dirigida del microbioma es otra área emergente, con terapias basadas en el microbioma, como los probióticos modificados, los postbióticos y la terapia con bacteriófagos, que ofrecen nuevas maneras de corregir la disbiosis sin depender únicamente de probióticos de amplio espectro. El TMF ha demostrado ser prometedor en ensayos clínicos, especialmente en pacientes con SII asociado a disbiosis, y una mayor estandarización de los protocolos de TMF podría mejorar su aceptación en la práctica clínica.
La inteligencia artificial también está avanzando en el manejo del SII. Se están desarrollando modelos de aprendizaje automático para predecir la gravedad de los síntomas, la respuesta al tratamiento y los desencadenantes dietéticos, basándose en los resultados informados por el paciente y el análisis del microbioma intestinal. Las herramientas de apoyo a la toma de decisiones clínicas basadas en inteligencia artificial podrían mejorar la personalización del tratamiento al integrar el historial del paciente, los datos de biomarcadores y las predisposiciones genéticas. Tradicionalmente, el SII se ha analizado desde la perspectiva de los trastornos gastrointestinales funcionales, pero la evidencia emergente sugiere que abarca alteraciones moleculares e inmunológicas que podrían redefinir su clasificación y tratamiento. El eje intestino-cerebro se reconoce cada vez más como un factor clave en la fisiopatología del SII, con una señalización neuroinmune aberrante que contribuye al dolor visceral crónico. La señalización de la serotonina, la modulación del nervio vago y los neuropéptidos relacionados con el estrés se han identificado como posibles dianas terapéuticas. La integridad de la barrera intestinal y la permeabilidad intestinal también son áreas de creciente interés. Los posibles tratamientos para restaurar la función de la barrera intestinal incluyen estabilizadores de las uniones estrechas, terapias basadas en polifenoles y la suplementación con ácidos grasos de cadena corta.
Para trasladar los hallazgos de la investigación a la práctica clínica, es esencial un enfoque de manejo del SII optimizado y adaptado a los especialistas. Un algoritmo de tratamiento actualizado que integre modificaciones dietéticas, intervenciones farmacológicas y terapias dirigidas al microbioma proporciona un marco de intervención gradual. Las intervenciones de primera línea se centran en las modificaciones dietéticas, como la dieta baja en FODMAP y las dietas de eliminación personalizadas, combinadas con terapias psicológicas. Las opciones de segunda línea incluyen intervenciones farmacológicas como secretagogos, neuromoduladores y secuestradores de ácidos biliares, adaptadas a los fenotipos de los pacientes. Las terapias emergentes, como los tratamientos dirigidos al microbioma y las intervenciones neurogastroenterológicas, se consideran para los casos refractarios. Un diagrama de flujo para la toma de decisiones sobre los subtipos de SII podría refinar aún más las estrategias de tratamiento, incorporando una clasificación basada en biomarcadores para vincular las terapias con los grupos de síntomas predominantes, como SII-E, SII-D, SII-M y SII-U. Las aplicaciones prácticas basadas en casos ilustran cómo los nuevos conocimientos pueden optimizar el tratamiento del SII, haciendo hincapié en los enfoques de medicina personalizada.
A pesar del progreso significativo en la investigación del SII, persisten varias lagunas de conocimiento. La estandarización de biomarcadores y clasificaciones moleculares es crucial para el desarrollo de herramientas de diagnóstico de precisión. Estudios futuros deben validar enfoques multiómicos, incluyendo genómica, metabolómica y proteómica, para mejorar la precisión diagnóstica. La eficacia a largo plazo de las intervenciones basadas en el microbioma requiere mayor investigación, en particular para evaluar la durabilidad del TMF, los probióticos modificados genéticamente y la modulación personalizada de la microbiota intestinal. Además, la integración de la gastroenterología, la psicología y la ciencia de la nutrición en el manejo del SII puede mejorar los resultados de los pacientes. El eje intestino-cerebro subraya la importancia de la atención interdisciplinaria del SII, abogando por intervenciones combinadas de gastroenterología, psiquiatría y nutrición. Un enfoque multidisciplinario puede mejorar la eficacia del tratamiento al abordar la compleja interacción de factores fisiológicos, psicológicos y ambientales que contribuyen al SII.
8. Conclusión y direcciones futuras
En conclusión, este artículo analizó diferentes aspectos del SII, como la mayor probabilidad de padecerlo en mujeres, la genética, la dieta, los cambios en el eje intestino-cerebro y otros problemas de salud que suelen presentar los pacientes con este trastorno. Se descubrió que el SII se asocia con gravedad, urgencia, distensión abdominal, comportamiento gastrointestinal (en particular, alteración de la imagen corporal, comportamiento relacionado con la enfermedad y actitudes alimentarias alteradas), así como con altos niveles de ansiedad y depresión. Estos efectos psicológicos se extienden a alteraciones de la imagen corporal, disfunción sexual, comportamiento impulsivo, psicopatología de los Ejes II y I, angustia y malos estilos de afrontamiento. Existen diversas maneras de tratar el SII, incluyendo programas de manejo del estrés, medicamentos, psicoterapia, terapia cognitivo-conductual, una mejor comunicación entre médicos y pacientes, y más capacitación en el tratamiento de pacientes diagnosticados. Los planificadores podrían considerar las diferencias entre las opciones de tratamiento ambulatorio más económicas, como la psicoterapia frente a un entorno hospitalario más costoso o la internación de personas con diagnóstico de SII. De igual manera, los investigadores podrían evaluar los factores ambientales para comprender su papel en la fisiopatología del SII. Los biomarcadores biológicos variables relacionados con el trastorno en estudio requieren mayor investigación. Un equipo de profesionales de diversos campos debería tratar a las personas con diagnóstico de SII, incluyendo enfermeras, gastroenterólogos, dietistas titulados y psicólogos que colaboren para brindar atención basada en la evidencia. Las opciones de tratamiento pueden mejorar la calidad de vida de las personas con diagnóstico de SII. También sería útil realizar investigaciones prospectivas, monitorizar su eficacia y determinar la interacción entre los efectos positivos y negativos.
A pesar de los avances significativos en la comprensión del SII, persisten varias lagunas en la investigación que justifican una mayor investigación. En primer lugar, existe una necesidad apremiante de identificar biomarcadores confiables para el SII que faciliten un diagnóstico más preciso y la estratificación de los pacientes. Los métodos de diagnóstico actuales se basan principalmente en criterios sintomáticos, que pueden ser subjetivos y dar lugar a una clasificación errónea. En segundo lugar, si bien la microbiota intestinal se ha implicado en la patogénesis del SII, se requiere más investigación para establecer relaciones causales y determinar las terapias más efectivas dirigidas al microbioma, incluyendo probióticos, prebióticos y trasplante de microbiota fecal. En tercer lugar, el papel de los factores genéticos y epigenéticos en la susceptibilidad al SII y la variabilidad de los síntomas sigue sin explorarse, lo que requiere estudios genómicos a gran escala para identificar posibles dianas terapéuticas. Además, la eficacia y seguridad a largo plazo de los nuevos tratamientos farmacológicos, como los agonistas de la guanilato ciclasa-C y los moduladores de ácidos biliares, requieren mayor validación mediante ensayos clínicos extensos. Por último, se necesita investigación integral que explore el eje intestino-cerebro, en particular el impacto de las intervenciones psicológicas, las técnicas de manejo del estrés y las modificaciones dietéticas en la modulación de los síntomas del SII. Abordar estas lagunas en la investigación será esencial para desarrollar estrategias de tratamiento más eficaces y personalizadas y mejorar los resultados de los pacientes.
Declaración de intereses en conflicto
El autor declara que no tiene ningún interés financiero en competencia conocido ni relaciones personales que pudieran haber parecido influir en el trabajo presentado en este artículo.
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