Executive Chairman, Google
El espíritu de la innovación
Publicado: 17/10/2014
Cada vez que estoy en Berlín se me hace patente que esta ciudad es un símbolo para el mundo. Es un símbolo del progreso y la unidad y de la capacidad para unirse en una causa común, para crear oportunidades, para derribar literalmente los muros. Estáis celebrando 25 años de la caída del Muro, y juntos podemos celebrar 25 años de una fuerte amistad entre nuestros países que no para de acrecentarse.
Me gustaría plantear dos ideas generales. En primer lugar, que el proceso de invención no tiene fin. Las mejores invenciones nunca se acaban. Los grandes inventores no se quedan ahí parados, frotándose las manos mientras dicen "Mi trabajo aquí ha terminado". No son Damien Hirst, no congelan su creatividad en formol. Siguen trabajando sin descanso para crear algo aún mejor. Se trata de una
pasión pero también de una necesidad. Porque si no reinventan sus ideas una y
otra vez, otro lo hará -haciendo que el gran trabajo de su vida acabe resultando irrelevante, o peor aún, ¡que se extinga!
pasión pero también de una necesidad. Porque si no reinventan sus ideas una y
otra vez, otro lo hará -haciendo que el gran trabajo de su vida acabe resultando irrelevante, o peor aún, ¡que se extinga!
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