¿A qué se llama éxito empresarial?
Comencemos por el principio. Es decir, definiendo este éxito empresarial. ¿Cómo puedes saber si lo estás consiguiendo cuando no sabes lo que supone? No se mide por el tamaño de los clientes o por las veces que hayas sido nombrado en televisión. Entonces, ¿cómo reconocerlo?
- Éxito financiero: las cifras bancarias al final de cada mes nos darán un buen indicativo de si estamos haciendo las cosas bien o es necesario mejorarlas. En este caso es importante definir los objetivos financieros al comenzar este negocio.
¿Qué hace rentable a un negocio? Lo indispensable para el éxito empresarial
A la hora de comenzar un negocio, todos los emprendedores tienen algo en común: una misma pregunta. ¿Qué hace rentable un negocio?
No importa la naturaleza de tu compañía, su fin último es hacerte ganar dinero y rentabilidad. A fin de cuentas, hablamos de tener beneficios. Pero para conseguirlo hay que lograr el ansiado éxito empresarial, una aspiración complicada de conseguir aunque no imposible.
Para conseguir un negocio rentable hay que tener nociones empresariales, económicas, de líder, comunicativas…un abanico inmenso de cualidades que nos meterán en el ranking de negocios que funcionan. ¿Cuáles son las nociones básicas y cómo tener éxito empresarial?
¿A qué se llama éxito empresarial?
Comencemos por el principio. Es decir, definiendo este éxito empresarial. ¿Cómo puedes saber si lo estás consiguiendo cuando no sabes lo que supone? No se mide por el tamaño de los clientes o por las veces que hayas sido nombrado en televisión. Entonces, ¿cómo reconocerlo?
- Éxito financiero: las cifras bancarias al final de cada mes nos darán un buen indicativo de si estamos haciendo las cosas bien o es necesario mejorarlas. En este caso es importante definir los objetivos financieros al comenzar este negocio. Para ello hay que analizar el big data que tenemos a nuestra disposición, el cual nos dará toda la información antes de despegar. También es importante contar con un buen plan de viabilidad del proyecto que poder presentar a inversores y accionistas.
- Construir un negocio desde cero: desarrollar una empresa desde la nada es muy gratificante. Con ello podemos ver nuestra idea hecha realidad, ayudando u ofreciendo un servicio a nuestros clientes que realmente demandan nuestro producto.
- Encajarlo en tu lifestyle: crear tu propio negocio debe conllevar ciertas libertades, ¡es lo bueno de ser tu propio jefe! Si tu empresa no te permite vivir de la forma que deseas (dentro de unos parámetros racionales), es que no estás obteniendo el éxito personal que debería conllevar. Defínelo: ¿quieres pasar más tiempo en casa? ¿Viajar? ¿Ver a la familia? ¿Decidir tu propio destino? Descubre qué es lo que buscas y si tu empresa suple esas necesidades.
- Marcar una distinción: muchos empresarios se lanzan a la aventura de crear un negocio propio con la firme creencia de que sus ideas innovadoras y creativas supondrán una mejora. Ejemplos de ello hay miles, desde Netflix hasta Facebook, pasando por el famoso Napster en su día. ¿Lo has conseguido tú?
- Crear puestos de trabajo: una buena forma de saber si las cosas van viento en popa para tu empresa es el número de empleados con los que cuentas. Cuanto mayor es el negocio más personal necesitarás para gestionarlo y eso solo significa una cosa: que lo estás consiguiendo.
¿De qué depende el éxito empresarial?
Una vez ha quedado claro lo que supone conseguir un negocio rentable en función de tus aspiraciones, ha llegado el momento de estudiar las claves sobre cómo tener éxito empresarial de verdad. No importa el tamaño de la empresa, desde pequeñas empresas a PYMES o incluso multinacionales. Todos ellos tienen algo en común: estos factores de éxito empresarial.
- Pasión: suena a tópico, pero si no disfrutas el camino y te diviertes haciendo lo que te gusta es poco probable que el dinero llegue y la empresa fracase. Steve Jobs es el ejemplo perfecto, disfrutó hasta el final creando innovaciones que los consumidores no sabían que querían hasta que tenían delante.
- Trabajo: nadie dijo nunca que las cosas fueran a llegar fácilmente. Comenzar un negocio propio y que este tenga éxito requiere trabajar duro todos los días. Por ello, para que tu empresa triunfe debes volcarte, ser constante y atreverte a tomar decisiones difíciles.
- Excelencia: no te lances a hacer la competencia a otras empresas porque no se te ocurre nada mejor que hacer. Haz algo en lo que creas que puedes ser el mejor del mercado. Aprende, mira, observa, escucha y, sobre todo, practica.
- Ir más allá: las dudas y las barreras que nos podemos a nosotros mismos son a menudo las principales causantes de que una empresa se derrumbe. Supera todas las expectativas, sal de tu zona de confort y conseguirás algo alucinante.
- Concentración: olvídate de las multitareas y aprende a delegar. Céntrate en solo una cosa cada vez y no te apartes de ella hasta que esté perfecta.
- Nuevas ideas: no te cierres a lo que tú crees ni a las nuevas innovaciones. Rodéate de un buen equipo, escucha sus ideas y ten la humildad de reconocer que podrían ser incluso mejores que las tuyas.
- Insistencia: abrir un negocio desde cero no es un camino de rosas. Habrá baches, fracasos y meteduras de pata. Persevera y no decaigas, si te rindes nunca sabrás si lo tuyo era un caso de éxito. Pasa de las críticas, del rechazo, de la presión y de las personas que intenten hundirte.
¿Cómo lograr y medir la rentabilidad de un negocio?
Ahora que ya conoces las claves del éxito empresarial y las fórmulas para conseguir un negocio rentable ha llegado el momento de hablar de rentabilidad. ¿Cómo conseguirla?
- Controla al milímetro tus gastos: cada euro que ahorres será una ganancia. Por eso es importante observar en qué se va el dinero, ver cómo pueden evitarse o mejorar esas pérdidas y analizar alternativas más baratas y adecuadas para saber cómo conseguir éxito empresarial. Sin cruzar la línea: eficiencia ante todo.
- Incrementar los márgenes de beneficio: esto es la diferencia entre el precio de tu producto y lo que paga el cliente por él. Es decir, los beneficios que obtienes al restar el coste de producción. Sube los precios de forma equilibrada a los de la competencia y trata de reducir los costes de fabricación.
- Gestiona el inventario: elabora presupuestos mensuales y anuales y síguelos a rajatabla. Explota al máximo el inventario con el que ya cuentas.
- Cuida a tus clientes: una de las primeras lecciones que se aprende en la escuela de negocios es que un cliente nuevo es siempre más costoso que uno ya existente. Hay que invertir en captarlo, atenderlo, buscarlo, etc. En cambio, un consumidor satisfecho y recurrente es la mejor inversión, pues repetirá sus compras siempre que reciba un trato adecuado. Además, puede referenciar a otros potenciales consumidores.
- Hazte fuerte con la tecnología: ella es tu aliada. Puede reducir los errores, la cadena de producción y las horas de trabajo de tus empleados. Ayuda a analizar millones de datos y salva tiempo, optimizando al máximo el funcionamiento de la empresa. No repares en ella, ella sabe cómo tener éxito empresarial antes de que tú te des cuenta.
A la hora de medir dicha rentabilidad, nada como calcular tus gastos y tus beneficios. Réstalos y si el resultado es positivo ¡voilà! Estás haciendo algo bien.
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