“a tus clientes no les interesa tu producto o servicio, a tus clientes les preocupan sus problemas” (Dave Mclure). En ella se pone de manifiesto que tus clientes no van a comprar un producto o servicio sino algo que hace el trabajo por ellos. Y pensemos en un concepto ampliado de la palabra trabajo. Por ejemplo, sentirme guapo, estar seguro o acabar de escribir un artículo.
Una recomendación general para poder desarrollar correctamente este ingrediente es comenzar a pensar en modo problema para luego empezar a pensar en modo solución. Habitualmente lo hacemos al revés. Pensamos en la solución y luego pasamos a pensar en el problema que resolvemos.
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Mantén el foco: cómo, qué, quién
Es muy difícil que seamos excelentes en los tres grandes tipos de modelo de negocio de manera simultánea.
Recuerdo al lector que existen tres tipos de modelos de negocio: los modeloscómo donde el foco está en los procesos, en las infraestructuras, en la conocida como excelencia operativa; los modelos qué en los cuales el foco está en el producto y la innovación; los modelos quién en los que el foco está en las relaciones con los clientes y el marketing.
Creo que hoy en día debemos seleccionar en base a nuestros recursos y competencias dónde queremos ser más fuertes. Puede que tengamos que integrar acciones de cada uno de estos focos –esto es normal– pero debemos tener muy claro y alinearnos hacia uno de ellos para poder destacar sobre la competencia. En otras palabras y siguiendo con el esquema de la simplicidad debemos poder decir: quiero ser el más eficiente, tener la cartera con los productos más innovadores o ser capaz de cautivar a un gran número de clientes.
Ver...Los ingredientes clave de un buen modelo de negocio
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