Crowdsourcing es un neologismo que proviene de la conjunción de las palabras anglosajonas “crowd” (multitud) y “source” (fuente), y que propone que los negocios se abran a la sabiduría de las multitudes, externalizando tareas relevantes a voluntarios o amateurs que quieran desarrollarlas por prestigio, premios, altruismo, diversión o cualquier otro motivo.
Jeff Howe, uno de los precursores más conocidos del término, lo define así: "el crowdsourcing representa el acto de una compañía de tomar una función que alguna vez pudo ser realizada por los empleados y externalizarla a una red (generalmente grande y no definida) de personas en forma de un llamado o desafío abierto a cambio de una recompensa".
La práctica del crowdsourcing consiste en proponer actividades, desafíos y problemas a cantidades masivas de voluntarios externos a la empresa (a menudo, usuarios) para que los solucionen a cambio de algún incentivo.
Este molde se basa en las ventajas de “abrirse al talento externo”, y para ello sugiere aprovechar:
- El talento esté donde esté, y que por tanto, no es imprescindible tenerlo en plantilla
- La abundancia de talento subutilizado y localizable en Internet: los llamados “pro-am” o amateurs profesionales.
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