La estrategia del low cost fue popularizada hace unos años por las aerolíneas de bajo coste, aunque su propuesta de valor es la del tradicional bueno, bonito y barato.
Lo que empezó como una guerra de precios en los billetes de avión se ha convertido en un modelo de negocio de éxito muy demandado por el consumidor, por eso la estrategia del low cost se ha trasladado a otros sectores y negocios, por ejemplo el de la alimentación, con las marcas blancas del distribuidor. Pero, ¡ojo! El low cost no es lo mismo que el bajo coste, porque el cliente que busca el low cost no es precisamente el que paga el precio más bajo, sino el que no quiere pagar sobrecostes por un producto o servicio. Son personas dispuestas a gastar más de manera global si el precio unitario baja.
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